El debate gobierno-campo sojero se tornó decididamente político con la presencia de la Presidenta en la reunión del martes.
Ahora bien: ¿fue una jugada genial del gobierno o bien fue el acto desesperado por contener un conflicto al borde del
des-borde?
Sobre ese eje giraron numerosos comentarios en las horas posteriores a la segunda reunión con la Mesa de Enlace, con Cristina incluida.
La jugada de la Reina en la escena de negociación fue, sin duda, una maniobra de riesgo.
Implica haber puesto sobre la mesa un suculento caudal político, con el peligro de no poder contar con más resto como para contener la avaricia sojera y su desafiante postura contra el gobierno nacional y contra los intereses del Estado argentino.
¿Qué otra carta puede jugar el gobierno si los chacareros agroexportadores deciden volver a plantar bandera de guerra?
Una salida posible debe buscarse fuera de lo político; de lo contrario tendrán que sentar a la mesa al mismísimo Néstor K (escena comparable con la del revolver que -dicen- ponía Morenito cuando negociaba sus primeros acuerdos con empresarios como Secretario de Comercio).
Dicha salida extra-política debe ser de corte técnico; es decir, que todo lo prometido al campo-sojero se cumpla a pies puntillas, a fin de achicar los márgenes de protesta.
Esta descripción del escenario estratégico de la relación gobierno - MdE se parece bastante a un paso decisivo en el desenlace de una guerra convencional.
Lo evidente de la tensión y de la espectativa sobre un posible golpe final que den los gauchócratas exportadores es
la reacción de Buzzi callando a la marmota De Ángeli, quien
boqueó fuera de término al amenazar con volver con un nuevo lock-out, con el riesgo de deshacer el actual escenario de puja con la administración de CFK.
Los momentos decisivos, creemos, van a venir en las próximas semanas; cualquier error de las partes los puede hundir en pantanos políticos difíciles de eludir.
No olviden lo dicho aquí mismo: los sectores del poder están dispuestos a todos -al decir de nuestro confidente- y si lo consideran viable, están decididos a cargarse al gobierno mismo con tal de frenar lo que consideran un desmedido crecimiento del poder político K.