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domingo, 1 de mayo de 2011

1º de mayor: día de la depresión burguesía clasemiediaria argentina

Hoy es uno de esos días en los que aumentan las peleas matrimoniales (separaciones y divorcios como instancias límite), se multiplican las depresiones futboleras y se magnifica la abstinencia consumista de amplios sectores sociales de nuestra distinguida clase-media-caga-sueldo-argentina.

Si nada puede paliar un día taaaan penoso, bien vale algún programa televisivo peor que el día mismo: santo remedio para paliar el "mientras tanto".

¡Feliz Día!

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domingo, 20 de diciembre de 2009

Clarinete y los piojos resucitados de vacaciones

La ecuación es sencilla:

Estos muchachos dicen que para irse de vacaciones a la costa habrá que gastar unas 8 lucas!

Yo pienso irme, con patrona y los tres pibes, por menos de la mitad.

¿A quién le estás hablando, Clarín?

¿A la muchachada sojera devenida en porotos resucitados?

¿Será que Clarinete quiere concentrar su línea editorial en esos nuevos-ricos que atentan contra la hegemonía de las tradicionales familias patricias, gastando la que recién juntaron con el sólo propósito de llegar a ser lo que siempre quisieron?

Perdón por el aporte hecho en términos de la sociología cavernícola.
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viernes, 23 de enero de 2009

Chapuzón para el olvido clasemediero


El diario le trajo las rémoras noventosas de aquella década reciente:

  • Departamentos en alquiler en Canasvieiras, 2, 3 y 4 personas, desde $a120 (pesos argentinos) por día...

-¡No lo puedo creer! ¡¡Negra, negra!! ¡Volvemos a irnos de vacaciones a Brasil!, soltó con toda la euforia de quien se sabe en tiempo de revancha, mientras los dedos desbordaban la calculadora haciendo cuentas que cerraban casi a la perfección con su bolsillo.

Era esa revancha, la que esperaba guardada durante tantos años en el cajón de los deseos frustrados.

Tantos años desde aquel 98 en el que todo empezó a desbarrancarse para su trabajo, para el de su esposa y para el de sus amigos.

Desde hace unos cuantos años viene tratando de hacer unos pesos como para guardarlos.

Ya no son épocas de ahorros; sabe que la clase media de la que es parte viene agarrándose con las uñas de la ladera de la montaña social: sabe perfectamente que la caída es para no recuperase hasta pasados eternos años.

"A gastar que se acaba el mundo", reza la cruda frase que los atraviesa, dentro del alma misma.

Pero ahora viene la reivindicación.

-¡Qué lindo volver a sentir el viento brasileño en la cara mientras disfruta de una caipirinha bien helada a la vera del mar transparente!

Esas fueron vivencias que Carlos Saúl I le regaló a él y a su siempre disponible, cambiante y pretencioso grupo social.

Ahora, la posibilidad se la da vaya a saber quién: ¿Los Kirchner? ¿Lula? ¿Obama? ¡Qué carajo me importa!, dice el muchacho cincuentón, algo pelado y panzón, un notable desinteresado por aquello que sea hablar de política, ya que "eso" es negocio de vivos y vagos.

Pero ahora, mirando a sus pies, ve que las valijas ya están compradas, hechas y listas, el auto okey para partir rumbo a las arenas brasileñas y atrás quedarán los reproches, los enojos, y los maldecires contra la clase política.

Después de todo, eso de que el campo fue castigado por las retenciones kirchneristas y lo de las AFJP y lo del blanqueo y qué se yo cuánto más quedó en el perfecto olvido.

Fueron los anuncios para la heladera, el cero kilómetro, más o menos siguen las compras en cuotas, y fraguó esa cadena de pensamientos con el 20 por ciento que remarcó la mercadería que vende en el negocio como para cubrirse los gastos de las vacaciones y hacerse de un manguito más a la vuelta del descanso.

Atrás quedaban todos esos pensamientos... delante venía el sol, la arena y el mar de turquesas.

-Cuando vuelva, veremos, se dijo con total desprejuicio.

domingo, 13 de abril de 2008

Lo que queremos ser y lo que ya no queremos ser



El enfrentamiento entre gobierno y campo y, posteriormente, entre señoras de Barrio Norte y piqueteros de D´Elía no hizo más que potenciar viejos antagonismos argentinos surgidos con el ascenso social de los sectores pobres.

Concretamente, fue el peronismo que en la década de 1940 se atrevió a darle un nivel de vida de clase media a sectores, hasta ese momento, absolutamente relegados y no sólo económicamente.

El gobierno de Cristina se fastidió y acusó a los medios (sobre todo a la televisión) por haber referenciado a los caceroleros de la zona norte de la ciudad como "la gente" y por haber definido a los morochos y desgarbados de Luisito como "los piqueteros".

¿Fue un acto de discriminación?

Juguemos.

Si yo fuese uno de las tantas personas piqueteras (así dicho como para que nadie se sienta discriminado), ¿qué pensaría de las señoras que marcharon en apoyo al paro del campo, cacerola en mano?

  • que es una vieja oligarca

  • que tiene varias mucamas, todas mal pagas y en negro.

  • que no trabaja; la mantiene su marido, un poderoso empresario de curriculum dudoso.

  • que el marido es un empresario que negrea personal.

  • que su marido, en vez de invertir sus ganancias en la empresa, juega a la ruleta financiera en una mesa de dinero.

  • que sus hijos estudian en universidades privadas caras y que se preparan para ser, el día de mañana, grandes garcas empresarios.

  • que vota por candidatos de la derecha, si hay, y que, aunque no lo reconoce, no dudaría en ir a golpear los cuarteles si la dictadura de los pobres avanza sobre sobre su nivel de vida.

Ahora, si fuese una de esas señoras bien de Barrio Norte, ¿qué pensaría de los que marcharon junto a D´Elía?

  • que son unos negros sucios.

  • que son vagos; no les gusta laburar.

  • que son ignorantes, no les gusta estudiar.

  • que mucho son potenciales chorros; no salen a robar porque, por ahora, los mantiene el gobierno.

  • que sus hijos son una amenaza para la sociedad; pueden ser los delincuentes del futuro.

  • que votan a los candidatos que le hacen la vida fácil; les dan planes sociales para que no hagan nada, salvo ir a las marchas.

¿Y qué queda en el medio de estas miradas estereotipada? La clase media.

Muy bien, pero, ¿quién es hoy un clase media?

O mejor dicho, ¿quién quiere ser hoy clase media?

Creo que algo está cambiando en esta Argentina de kirchnerato, de consumismo exacerbado y de política de políticos.

Lo que conocimos como sectores medios en nuestro país ya no es lo que era.

Aquel inmigrante europeo que se vino para hacer la América ocupó ese rol socialmente tan reconocido duranta décadas, pero sus herederos fueron por otro lugar social.

Pero no solo ese inmigrante se hizo de la clase media, sino también el obrero que encontró trabajo e indentidad social reconocida al calor del peronismo.

Si, tanto unos como otros, fuimos y todavía somos de la clase media, ahora queremos ser de la clase media alta, con deudas, quilombos de laburo, pero con casa en un country y un cero kilómetro.

Si fuimos y somos ricos no queremos dejar de serlo, y no sucumbir en manos de esas capas sociales tan bajas, oscuras, olorosas y malvestidas que, encima, se creen dueñas de una Argentina que no hicieron.

Y si fuimos y somos pobres, ahora queremos ocupar ese lugar de la clase media que nuestros padres ni siquiera soñaron alcanzar.

Eso se llama movilidad social y no pienso hablar de este fenómeno porque ya lo hicieron tipos que saben (Pareto, Gini, Sorikin, etc.)

Pero créanme que lo que vivimos es parte de un estado de revoltijo social en una pelea que va mucho más allá del dinero.