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miércoles, 1 de mayo de 2013

Policía de locos


Los hechos de violencia en el hospital Borda de la ciudad de Buenos Aires tuvieron como triste protagonista a la Policía Metropolitana.

La fuerza, creada al amparo de la Constitución porteña que prevé la administración de la seguridad en el distrito con una policía propia, avanzó con palos, gases y balas de gomas sobre los manifestantes, e incluso contra la prensa.

Dicha represión policial traspasó todos los límites lógicos del accionar de una fuerza de seguridad democrática y nos enrostra nuevamente la cruda realidad de las policías argentinas, mucho más allá del accionar de la Metropolitana.

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Con 30 años de democracia en nuestro haber, los argentinos seguimos cargando con el drama de contar con fuerzas del orden más preocupadas por reproducir prácticas represivas que por velar por la seguridad de la población.

Los hechos que protagonizó la Metropolitana no son exclusividad de la misma: ya la Policía Federal fue copartícipe junto a ella de los sucesos dramáticos del Parque Indoamericano, mientras se siguen reproduciendo los casos de policías represivas en el resto del país.

¿Por qué con tres décadas de vida institucional normalizada, la sociedad argentina sigue teniendo fuerzas de seguridad más cerca de dictaduras que de democracias?

Las responsabilidades, sin dudas, pasan por la política, aunque no se detienen en ella.

Una primera conclusión es que la dirigencia política en general, hasta ahora, no supo y no quiso darse fuerzas de seguridad democráticas.

Los cambios hechos en la formación en la Policía Federal, las sucesivas reformulaciones dentro de la Bonaerense, además de la creación de una nueva fuerza como la Policía de Seguridad Aeroportuara, constituyen hechos aislados en un contexto nacional de ausencia de una auténtica política de seguridad, creada y orientada desde la política con articulación de los gobiernos provinciales junto con el nacional.

Ante esta ausencia, vemos recurrentemente cómo las fuerzas de seguridad continúan gozando de un autogobierno que las encierra en sus lógicas marciales, oscuras y represivas.

Si gracias al kirchnerismo la política pudo meter toda su energía para democratizar a las Fuerzas Armadas (con más y con menos) cabe preguntarse por qué no se pudo avanzar en el mismo sentido con las fuerzas de seguridad.

Lógicamente, esta pregunta también debe ser trasladada a los gobiernos provinciales, quienes vienen mirando para otro lado cuando se los interroga sobre periódicos desbordes represivos de sus fuerzas policiales.

Este desmadre policial y una dirigencia política lejos de tener autoridad para domarlas dan contexto, sin dudas, a los recientes hechos tristemente protagonizados por la Metropolitana en el Hospital Borda.

La paradoja es que una nueva fuerza de seguridad reproduce viejas prácticas reñidas de la democracia.

Pero la razón de este aparente sinsentido es, entre otras, la composición de los mandos superiores de dicha fuerza porteña, integrados en su gran mayoría por ex integrantes de fuerzas de seguridad fraguadas al calor de la pólvora y la muerte de la última dictadura.

Hacer una nueva policía con viejos componentes, no hará de dicha fuerza un proyecto de seguridad democrática.

Finalmente, y por fuera de los hechos recientes, cabe preguntarse sobre cómo hacer para que nuestras policías se aggiornen a estos tiempos.

Si dudas, el brazo firme de la política podría lograr dicha transformación.

Sin embargo, como sucede con los violentos en el fútbol, la dirigencia no podrá alcanzar ningún objetivo noble de democratización de las fuerzas de seguridad en tanto las mismas sigan siendo funcionales a sus más profundos objetivos políticos.

Dicha connivencia no será fácil de desarmar y sólo se alcanzará el objetivo cuando el convencimiento democrático parta de la propia política.

Por lo menos, en la ciudad de Buenos Aires, esa vocación de cambio sigue siendo una deuda pendiente.

Con 30 años de democracia, seguimos teniendo a policías integradas por locos que siguen reprimiendo a ciudadanos cuerdos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Discurso, gestión y poder

En la inauguración de las sesiones ordinarias, los mandatarios de ciudades, partidos, provincia, y por supuesto la mismísima Nación, ponen sus mejores palabras para mostrar lo mejor posible su gestión, tanto en lo que hicieron como en lo que harán. 

La pregunta recurrente de nuestra contemporaneidad política es si con esos y otros discursos de ocasión alcanza para fundamentar una gestión.

En las pasadas aperturas de sesiones ordinarias pudimos escuchar con atención el largo discurso presidencial de Cristina. 

Sus palabras sonaron a reafirmación de su gestión, identificación de sus enemigos y planificación del futuro. 

Pero detrás de su discurso se escuchó algo más, tal vez lo que realmente nos interesa. 

Sonaron las palabras de una gobernante que se reafirma en su manera de encabezar el Poder Ejecutivo, como lo vino haciendo hasta ahora. 

¿Será esto un capricho o un rasgo de ratificación de su estilo de gobierno? 

domingo, 13 de febrero de 2011

... y yo me preocupo porque los partidos tengan democracia interna!

Somo perseverantes en el reclamo de participación activa de las bases en las discusiones internas de los partidos políticos.

Pero hay algunos que se las arreglan muy bien sin ellas, con la firme sospecha de que no las tienen.

Leemos en Perfil:

Mientras Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta siguen discutiendo sobre cuál sería el mejor método para elegir el candidato a suceder a Mauricio Macri en la Ciudad, el líder de PRO adelantó a sus colaboradores que consultará a unos 50 dirigentes, empresarios, periodistas, ministros y legisladores antes de decidir. Será una suerte de “focus group” interno para contar con varias campanas de ámbitos distintos. 

A pesar de que Larreta piensa en una interna partidaria, cerca del jefe comunal creen que no será una opción viable y que la última palabra la tendrá Macri.

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miércoles, 9 de junio de 2010

Me cago en la ley

Mauricio de Buenos Aires no se anduvo con vueltas.

Ante la imposibilidad de llegar a tiempo a declarar en Tribunales optó por violar la ley para poder cumplir con ella: se subió a una moto y sin casco lo acercaron hasta su destino judicial.

Lindo, muy lindo Mauri.

Creíamos que eras un suizo o un dinamarqués pero ahora lo sabemos: sos un argentino más, como cualquiera que cumple la ley o no según le convenga.

Gracias Mauricio por ser como sos!


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martes, 1 de junio de 2010

jueves, 27 de mayo de 2010

¿Qué te pasa Clarín? ¿No te entusiasma Mauricio y su gestión?

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La verdad es que no le hubiese costado nada a Clarín haber puesto como título de esta noticia. "Buenos Aires es la ciudad con mejor calidad de vida de Latinoamérica".

Tipo La Nación, ¿viste?

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Pero, una vez más y de manera sutil, el gran diario argentino vuelve a renegar de su relación con Mauricio de Buenos Aires, ese muchacho que parecia buen empresario, parecía excelente dirigente del fútbol y parecía un buen administrador de la ciudad.

Nada de esos pareceres hace carne hoy en la figura del ex chico Socma, sobre quien nadie que posea o detende el poder real argentino pone su mirada proyectiva hacia 2011.

Por ahí se me fue la mano, pero...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Macri, modelo 2011

Probablemente sea el candidato de la centroderecha argentina en las presidenciales de dentro de dos años. Hoy se siente urgido por una necesidad de no cortar su ascenso político constante desde que decidió saltar de la presidencia del club Boca Juniors a la Jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Mauricio Macri sabe cosechar en cada temporada y lo hace a conciencia de su todavía buena imagen ante la opinión pública, forjada con declaraciones medidas, promesas de cambio y llamadas al diálogo y la concordancia.

No es una fórmula mágica, pero al jefe de gobierno porteño le sirvió hasta ahora. Pero, ¿cómo serán los próximos desafíos y la estrategia al respecto de Macri?

En el macrismo hay convicción absoluta acerca de las pretensiones presidenciales de Mauricio. Sólo resta saber, como vienen interrogándose desde hace largos meses, con qué estructura política sostendrá el desafío de pelear para las presidenciales de 2011.

El debate viene dándose sobre, por un lado, la conveniencia de Macri de buscar refugio en el peronismo, o bien, saltar hacia una construcción para-peronista que logre desplegar una estrategia nacional que pueda amalgamar distintas vertientes de la centroderecha argentina en distintos puntos cardinales del territorio nacional. Esta última opción parece siempre imponerse sobre la primera alternativa de “peronización” de Macri.

La semana pasada, la ex vice jefa del gobierno porteño, Gabriela Michetti, reveló que su socio político está decidido a dar la pelea presidencial en 2011. Pocos días después, las huestes macristas ventilaron un plan de pre-campaña para Macri que incluye una recorrida por varias provincias argentinas; toda una cabeza de playa para la gran batalla por ganar la Casa Rosada.

Los desafíos para Macri ya están planteados de manera muy clara: continuar gobernando la ciudad de Buenos Aires puede ser un riesgo importante: la falta de gestión eficiente, la priorización al extremo de la recuperación del espacio público en desmedro de la asistencia social y sanitaria, los desordenes administrativos sumados a las irregularidades en la adjudicación de pequeñas y medianas obras públicas, todo condimentado con recortes financieros como consecuencia de la pésima relación con el gobierno nacional arman un cóctel que el jefe de gobierno deberá evaluar si continúa revolviendo.

Por eso no son pocos los que reconocen que el salto de Macri de la ciudad a la Nación puede ser más por desesperación que por proyección, o al menos por una combinación de ambas, con el salvoconducto que todavía le otorga su buena penetración mediática y resabios del efecto “Boca” que todavía rinde sus frutos en la memoria de la patria futbolera.

Sin embargo, desde una perspectiva más amplia que trascienda al macrismo, el desafío parece ser todavía más interesante que las circunstancias que empujan a un pre-candidato presidencial: está pendiente en la Argentina la construcción política cristalizada de una auténtica fuerza política de la centroderecha de la cual pocos quieren hacerse cargo hoy y que, mucho menos aún, quieren corporizar como uno auténtico espacio político con identidad ideológica y penetración nacional.

Nota publicada en Uruguay al Día

jueves, 10 de septiembre de 2009

1. Cobos, 2. Kirchner, 3. Macri (y eso que todavía falta taaaanto para 2011)


Leemos en lapoliticaonline una encuesta de la firma Isonomía que da cuenta de lo bien que está Cobos en imagen e intención de voto.

Sin embargo, el dato es que Néstor Kirchner habiendo sido derrotado en junio, habiendo renunciado a la conducción del PJ y mediáticamente estigmatizado y sentenciado aparece segundo en intención de voto.

La Política Online accedió en exclusiva a una encuesta de la consultora Isonomía, la cual revela que el vicepresidente no sólo mantiene una alta imagen en el electorado, sino que eso –no necesariamente siempre es así-, a su vez, se traduce en intención de voto.

Por debajo de él, y con un alto y creciente rechazo en el electorado, el ex presidente demuestra que pese a todo mantiene un núcleo duro y fiel de votantes, el cual hasta ahora ningún dirigente nacional pudo perforar.

Así las cosas, mientras Cobos mantiene una imagen positiva de 56,9% y una negativa que no llega al 30%, su intención de voto para las presidenciales de 2011 se ubica en un 23,6%. Segundo aparece Kirchner con 15,7%, aunque su imagen negativa supera el 68% y la positiva es de, apenas, 24,5%.

Detrás de ellos aparece el jefe de Gobierno, pero con números más parejos: 45,1% de positiva, 39,3% de negativa y una intención de voto para reemplazar a Cristina Kirchner dentro de dos años de 15,2%, muy cerca de lo conseguido por el patagónico y presidente del PJ.

Los resultados del trabajo realizado en más de 4.400 casos en 106 localidades de todo el país muestran que uno de los más golpeados por el resultado de las elecciones es el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Alcanza el ex motonauta un 57% de imagen negativa y 29,9% de positiva. Pero el dato más fuerte es que, en la intención de voto para presidente, llega sólo a 3,7%, superado claramente por Carlos Reutemann (9,8%) y hasta por el ascendente Francisco De Narváez (14,5%).

Es importante aclarar para entender estos resultados que Isonomia trabaja para De Narváez.

Ante la consulta de “quién es hoy el principal referente de la oposición”, Cobos suma 24.2%, De Narváez 20.8; Macri 19.3, Eduardo Duhalde 14.4; Elisa Carrió 12.9 y Reutemann 8.5.
Qué me contursi?

La moraleja es que para sacarse al pingüino de encima lo van a tener exiliar en El Calafate, debajo del Perito Moreno.

domingo, 10 de mayo de 2009

Mauricio, un antidemócrata catastrófico

¡Mamita! ¡La que nos espera con este como presidente!

Macri dixit:
"Para mí, las elecciones son una catástrofe, rodean un período de responsabilidad. La campaña es hablar, estar sometido a una cantidad de actividades que muchas veces a nadie le interesa. No lo sentí nunca como algo real"

viernes, 3 de abril de 2009

En una nube de pedos


¿Ya le explicaron a Mauri que está gobernando la ciudad de Buenos Aires y no una capital europea?

Si el ingeniero se cree taaaaan cercano a los vecinos, ¿por qué no pospone el horario para sacar los residuos hasta las 21 o las 22?

¿Acaso todos llegamos del laburo con tiempo suficiente como para sacar la basura?

¡¡¡Macriiiiiii!!! No todos somos de tu clase, ¿eh?

viernes, 13 de marzo de 2009

Macri diría: "me cago en la política"

La hipotética cita del Jefe de Gobierno porteño sirve para reflejar el espíritu que fluye en lo que hay de cerebro del ingeniero-nene-rebelde-de-papá.

Macri es de esos sujetos que nunca pudo resolver dónde meter el tamaño de su ego y sólo consigue dirimir la cuestión cuando lo alimenta.

La historia política de Macri es la de ganar posiciones para demostrar que puede; hasta ahí llega sus pretensiones.

Así lo demostró cuando llegó a la presidencia de Boca, cuando fue elegido diputado y ahora en la Jefatura de Gobierno de la ciudad más importante del país.

El desdoblamiento de las elecciones porteñas avanza en el mismo razonamiento mauriciano: parto la elección, uso a mi candidata (la única) preferida, gano las legislativas del distrito a fines de junio, consolido mi proyecto local y me paro con currículum de gestión para 2011; no está mal; todo en primera persona.

Lo malo, en todo caso, es haberle prometido a sus flamantes socios el amor tripartito para ir juntitos en la provincia y en la ciudad.

¿Quién irá de candidato a diputado nacional en octubre? ¿Cómo dirimirán las pretensiones electorales del colorado y del felipillo?

¿Cómo harán para compensar la ausencia de Michetti para la pelea nacional de octubre?

Parece que Mauri volvió a tapar de dudas a su entorno político; son los mismos interrogantes que lo van acompañando desde que a alguien se le ocurrió hablar de macrismo; ese ismo sobrevive con la ilusión casi intacta de convencer al ingeniero sobre la necesidad de impulsar un verdadero partido de derecha.

Lástima que ese anhelo sigue chocando con el ego del Jefe de Gobierno, quien entiende que abrir semejante juego no vale la pena teniendo la posibilidad de aprovechar alguna tribuna mediática amiga para decir lo suyo, caer bien y medir mejor.

Como siempre digo, después de todo, si a los Kirchner se les imputa tener un personalismo al ultranza, algo parecido habrá que decir de Macri, y de muchos otros que hoy entienden a la política como algo personal, lejos de las pertenencias partidarias.

viernes, 6 de febrero de 2009

¡Por favor, no se golpeen!



¡Pobre Lilita! ¡Con lo bueno que parecía Mauri y le responde de esta manera!


¡Y eso que el niñobien parecía correcto, modosito y educado!

¿Qué hará Lilita? ¿Con quién terminará haciendo alianza? ¿Tendrá que morir con la brigada radicheta? ¿Y si Moraleja le termina echando flit como ya hizo el ingeniero?

¡Mirá si la gordi termina agarrando viaje con el Cabezón! ¿Saldrán juntos a la mar a cazar ballenas?

lunes, 26 de enero de 2009

De políticos y vagos


Aníbal Fernández es de esa especie de políticos acostumbrados a andar con el diccionario de vocablos populares bajo el brazo; y lo utiliza con frecuencia como para acusar a Elisa Carrio de ser una "pirucha" o acusar a Mauricio Macri de ser un vago, es decir, de ser un dirigente con pocas ganas de gestionar las cuestiones de gobierno. De eso se trata esta columna.

El ministro de Justicia argentino lanzó el calificativo contra el Jefe de gobierno porteño en el contexto del debate sobre la Villa 31 del barrio de Retiro. El lugar es motivo de un largo conflicto de partes acerca de la urbanización del lugar, el auxilio para las familias que mientras tanto viven en condiciones deplorables y los motivos latentes del macrismo por dejar el lugar despejado para un ambicioso y millonario negocio inmobiliario.

Cuando Fernández lanzó el calificativo de vago contra Macri no hizo más que poner sobre la escena pública la calidad del apego de los políticos a la profesión que eligieron. Si la voluntad y capacidad de trabajo son aspectos centrales para toda buena gestión en países del primer mundo, aquí, en la periferia, las urgencias económicas y sociales potencian aún más esos rasgos en el perfil de la clase dirigente.

Ahora bien: ¿es realmente un vago Mauricio Macri? La respuesta puede empezar a responderse con algunos hechos de su historia política. Ya en tiempos de la presidencia del club Boca Juniors, el empresario mostraba poco apego a la gestión: no son pocos los que recuerdan que Pedro Pompilio fue el nervio central de aquella gestión.

Los años pasaron, las intensiones de voto crecieron y Macri llegó a la Cámara de Diputados de la Nación. Allí, el ingeniero demostró un deliberado desinterés por el trabajo legislativo y hasta lo confesó públicamente.

Ya como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri comenzó a mostrar esos mismos síntomas de desinterés por el cumplimiento de tareas ejecutivas.

Según publica el diario Página/12, el empresario devenido en político lleva 33 días de vacaciones con poco más de un año de gestión en la Ciudad.

Hace escasos días, el gobierno porteño informó un cambio más que sugestivo del día para la reunión del gabinete macrista: el habitual encuentro de los lunes a las 8 de la mañana se pasaría a los días martes. Más aún: la propia administración porteña justificó el cambio al señalar que los lunes "el Jefe de Gobierno dedicará el día a recorrer los barrios".

Parece una broma de mal gusto. No son pocos los periodistas que intentaron sin resultado ubicar al intendente porteño durante los fines de semana y el lunes inclusive, sin éxito.

Si bien es cierto que un político en el poder puede ser un mono con navaja o un elefante en un bazar, no es menos obsceno que un dirigente votado por el pueblo de un distrito gobierne los destinos de sus ciudadanos con un teléfono celular desde algún lugar de descanso. La gestión puede ser satisfactoria, aún en esos términos telemáticos, pero en la Ciudad de Buenos Aires no parece darse esa excepción.

Claro, no podemos dejar de lado en esta reflexión la referencia a aquellos que gastaron horas, días, meses y años enteros para dedicarse full-time a la gestión de gobierno, aún trabajando hasta para el diablo mismo. Aunque criticados y denunciados hasta el hartazgo, funcionarios como Carlos Corach, ex Ministro del Interior de Menem, el ex presidente Eduardo Duhalde, el actual ministro Aníbal Fernández o el ministro de Planificación Federal Julio De Vido fueron y son ejemplos de esa devoción por el poder.

¿Qué será mejor: un funcionario hiperquinético dispuesto a todo o uno que descargue la gestión enteramente en sus súbditos para recostarse horas enteras en el sillón del poder?

¿Habrá dirigentes intermedios que regulen las horas de trabajo, que moderen sus ambiciones y que dediquen al menos 8 horas para el descanso?

Descubrirlos es y será todo un desafío. La habilidad de los políticos para mostrar lo que no son es una constante: Macri y tantos otros dirigentes saben de este juego y así lo ponen en práctica.

Este comentario se complemente con un aclaración: más que imputaciones a los políticos, las reflexiones al respecto deben hacerla aquellos que votan sin más conocimiento que la lectura de un puñado de títulos de periódicos del circunstancial compañero de viaje en el tren o en el colectivo.

(Columna de opinión publicada en Uruguay al Día)