viernes, 23 de enero de 2009

Chapuzón para el olvido clasemediero


El diario le trajo las rémoras noventosas de aquella década reciente:

  • Departamentos en alquiler en Canasvieiras, 2, 3 y 4 personas, desde $a120 (pesos argentinos) por día...

-¡No lo puedo creer! ¡¡Negra, negra!! ¡Volvemos a irnos de vacaciones a Brasil!, soltó con toda la euforia de quien se sabe en tiempo de revancha, mientras los dedos desbordaban la calculadora haciendo cuentas que cerraban casi a la perfección con su bolsillo.

Era esa revancha, la que esperaba guardada durante tantos años en el cajón de los deseos frustrados.

Tantos años desde aquel 98 en el que todo empezó a desbarrancarse para su trabajo, para el de su esposa y para el de sus amigos.

Desde hace unos cuantos años viene tratando de hacer unos pesos como para guardarlos.

Ya no son épocas de ahorros; sabe que la clase media de la que es parte viene agarrándose con las uñas de la ladera de la montaña social: sabe perfectamente que la caída es para no recuperase hasta pasados eternos años.

"A gastar que se acaba el mundo", reza la cruda frase que los atraviesa, dentro del alma misma.

Pero ahora viene la reivindicación.

-¡Qué lindo volver a sentir el viento brasileño en la cara mientras disfruta de una caipirinha bien helada a la vera del mar transparente!

Esas fueron vivencias que Carlos Saúl I le regaló a él y a su siempre disponible, cambiante y pretencioso grupo social.

Ahora, la posibilidad se la da vaya a saber quién: ¿Los Kirchner? ¿Lula? ¿Obama? ¡Qué carajo me importa!, dice el muchacho cincuentón, algo pelado y panzón, un notable desinteresado por aquello que sea hablar de política, ya que "eso" es negocio de vivos y vagos.

Pero ahora, mirando a sus pies, ve que las valijas ya están compradas, hechas y listas, el auto okey para partir rumbo a las arenas brasileñas y atrás quedarán los reproches, los enojos, y los maldecires contra la clase política.

Después de todo, eso de que el campo fue castigado por las retenciones kirchneristas y lo de las AFJP y lo del blanqueo y qué se yo cuánto más quedó en el perfecto olvido.

Fueron los anuncios para la heladera, el cero kilómetro, más o menos siguen las compras en cuotas, y fraguó esa cadena de pensamientos con el 20 por ciento que remarcó la mercadería que vende en el negocio como para cubrirse los gastos de las vacaciones y hacerse de un manguito más a la vuelta del descanso.

Atrás quedaban todos esos pensamientos... delante venía el sol, la arena y el mar de turquesas.

-Cuando vuelva, veremos, se dijo con total desprejuicio.

1 comentario:

MÓNICA ADRIANA dijo...

Y si, lamentablemente somos así.Nos importa la guita y trabajar muy poco para obtenerla. Pero eso sí, cuando se iban afuera laburaban como animales sin ningún beneficio...¡PERO ESTAMOS EN EUROPA!!