jueves, 21 de octubre de 2010

Sindicalismos varios, violencia única


¿Postales 2002 en 2010?

¿La vuelta a los tiempos del desborde social?

¿La amenaza de disolución de un momento político, económico y social?

Las primeras impresiones ante la muerte criminal suelen ser desgarradoras, emotivas, imprecisas.

Los hechos de ayer nos ponen ante una realidad latente en nuestra sociedad.

Sectores necesitados, sectores con necesidades satisfechas.

Lejos de pensar en los desbordes de unos para promover sus reclamos hay que preguntarse por qué hay sectores que, con 7 años de bonanza económica, continúan en las calles reclamando.

Lejos de pensar que en la burocracia sindical conviven violentos, patoteros y asesinos, cabe preguntarse por qué las organizaciones sindicales tradicionales aún no lograron cobijar a quienes hoy pugnan por un puesto de trabajo.

Pensemos por un rato en la complejidad de nuestro sistema sindical: Central obrera de sindicatos, CGT, Central obrera de trabajadores, CTA, CentraL de Movimientos Populares de Luis D´Elía.

Expresiones diversas de un movimiento que en su esencia es único: el movimiento de aquellos que se desplazan todos los días por encontrar un lugar en el mundo del trabajo.

Están aquellos que encuentran un puesto, aquellos que lo encuentran pero por poco tiempo y aquellos otros que, directamente, no lo encuentran.

La desocupación en la Argentina bajó notablemente en durante el kirchnerismo.

Pero aquel núcleo duro que continúa en veremos se potencia cada día más como reducto del olvido.

Las postales de la muerte de ayer reviven una discusión que nunca debió esfumarse.

Es la que debe generarse en torno a todo lo que falta hacer en un país que continúa otorgando notables desigualdades sociales.

Un país que, mientras promueva diferencias al extremo, potenciará los odios, las distancias y las venganzas mutuas entre los que nada tienen y los que apenas lograron ser en el sistema.

Dejemos que la justicia busque, detenga y castigue a los asesinos de Mariano Ferreyra.

Y mientras tanto promovamos con más fuerza la necesidad de una democratización de nuestras fuerzas sindicales para que dejen de operar servilmente a las órdenes de los intereses más poderosos.

Será el mejor esfuerzo para concientizar al interior de esas fuerzas para que no se tolere la convivencia con verdaderos asesinos.

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