martes, 12 de octubre de 2010

La política de lo innecesario ( o de lo desubicado)


¿Se puede entender la política sin atender a fines de terminados?

¿Se puede influir en la realidad modificándola mediante torpezas políticas?

Quiero proponerles por un rato hablar de lo necesario o lo innecesario en la discusión pública argentina

Pregunta uno: ¿fueron necesario los dichos de Hebe de Bonafini contra la Corte?

Si uno ve los resultados mediáticos, diría que no.

Pero ya discutimos al respecto.

Quedó claro que la dirigente es así, y pocos o ninguno podrán cambiarla en sus dichos.

Pero quedó claro que sus acusaciones contra los miembros de la Corte poco pudieron haber cambiado algunos de sus fallos.

Resultado: dichos innecesarios.

Caso dos:

Hace pocas horas del ministro de Economía, Amado Boudou, trató de colaboracionistas de nazis  a dos periodistas de Clarín y de La Nación.

Sus dichos fueron rápidamente usados por la maquinaria opositora-mediática para victimarse.

Pero el condimento del hecho fue la reacción de la comunidad judía en la Argentina.

La dirigencia local pidió que Boudou se rectifique por sus dichos por considerar que se banalizó al Holocausto, sus consecuencias y sus responsables.

Resultado: dichos innecesarios.

Uno quisiera ver al kirchnerismo en su faz más efectiva tanto en lo discursivo como en lo ejecutivo.

Son varias las muestras de que hubo un pasado reciente de logros bifrontes: en los dichos y en los hechos: ese fue el tiempo de Néstor Kirchner.

Pero como señalaba Ortega y Gasset, los hombres y mujeres son sólo ellos sino ellos y sus circunstancias.

Si los tiempos post debacle 2003-2007 fueron momentos de gobierno perseverante, confrontativo, desafiante, fue en el contexto de un país que necesitaba de un administración de mano firme.

¿Es hoy ese tiempo de confrontación?

¿Vale el desafío de la exhortación constante?

La vida no es siempre la misma; los tiempos políticos tampoco.

Todo proceso político tiene sus momentos.

Todos los grupos sociales también, incluso agrupados en naciones.

¿Puede reciclarse un proyecto político para acoplarse a los tiempos cambiantes?

Esta, supone uno, debe ser la pregunta clave para entender lo que suceda en el país a partir de 2011.

Aunque para muchos pueda ser una pregunta inconveniente, formularse el interrogante es el primer paso para caminar hacia un abordaje de la cuestión.

Lo que sucede es que preguntarse por cambios profundos, a veces, implica cambios que incluyen a los propios precursores de un proceso políticos.

Y ese cambio, por cierto, suele ser de los más difíciles de lograr.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no son más que exabruptos. Al final del día no suman (y restan) nada...