sábado, 18 de abril de 2009

Muerte real, muerte mediática y la política sanadora

El caso del camionero de Lanús asesinado duele.

Pero tambien preocupa, sobre todo por la vuelta a las andadas de los medios.

La muerte es la muerte, pero no es lo mismo si la víctima es acribillada a balazos porque sí o por haber apuntado (y presuntamente disparado) con un arma al delincuente.

La moraleja duele: no tienen ninguna utilidad armarse para defenderse de la muerte; al armarse, más que querer defenderse es querer matar al otro.


Los clasemedieros de turno, cada vez már gorilas y más intolerantes, me dirán: "Entonces, ¿qué tenemos que hacer ante los que nos matan? ¿tenemos que dejarnos matar?".

La respuesta sigue siendo la misma: hay que empezar a comprometerse en la vida política antes de que nos mate la delincuencia; sino, volveremos a trabajar sobre las consecuencias de causas todavía no resueltas.

Con todo su dolor y bronca (salpimentado con la intolerancia y la xenofobia de los presentes) el hijo del vecino de Lanús asesinado planteó una solución, buena o mala, pero que refleja esa necesidad de participar en el cambio de "la cosa pública".

Todo lo dicho es polémico, pero nunca debemos olvidar que los debates deben ser SIEMPRE políticos, lejos de las soluciones por fuera de la política.

Como siempre digo, el siglo XX fue el ejemplo de haber querido llevar el país a izquierda y a derecha con herramientas ajenas a una verdadera política progresista.

Si nos alejamos cada vez más de la política, la pena de muerte irá acercándose inevitablemente.

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