martes, 30 de octubre de 2007

Del "pillaje electoral" al "bolsillismo político"


Lo del domingo 28 no fue una muestra del clásico fraude electoral, tan usado hasta finales de la década del '30, del pasado siglo XX. Fue, en cambio, una maniobra certera de pillaje electoral, con el que se "secaron" de boletas los cuartos oscuros de miles de mesas de votación. El alcance de este hurto generalizado está dado por la enorme cantidad de denuncias que hicieron los votantes y que fueron reflejadas por distintos medios de comunicación y que derivó en denuncias de los partidos opositores ante la Justicia Electoral. ¿Habrá sido este pillaje una acción sistemática organizada desde el oficialismo? Es difícil saberlo.

No cabe duda de que este pillaje es una nueva manera de hacer política. Orilla con el fraude, pero no llega a serlo. Para algunos esta maniobra le robó la elección a la Coalición Cívica de Carrió. No creo que haya sido para tanto. Este accionar tendría que haber logrado, entonces, los 6 puntos a favor de Cristina que dejaron fuera de carrera a Lilita.

Pero la cuestión tiene raíces algo más profundas. Si bien pudo haber habido un plan sistemático para vaciar de boletas opositoras los cuartos oscuros, no deja de ser menos cierto la poca cantidad y capacidad de los fiscales opositores como para contrarresta semejante situación. Estos fiscales no estuvieron preparados para el gran desafío cívico de garantizar una elección democrática. Y para lograr esta empresa habrá que trabajar y mucho, y así permitir que al menos un partido opositor reuna voluntades y las lance a la calle para dar la pelea. O se logra mediante una cooptación cívica o se resuelve mediante la compra monetaria de voluntades. Y es bastante bien sabido que sobre esta segunda opción el Kirchnerato sabe y mucho.

Este futuro dibujado no hace otra cosa que dejar la brecha abierta al surgimiento de una nueva corriente política con gran poder económico y capacidad política para zambullirse en las aguas políticas argentinas. De ahí a la aparición de líderes políticos adinerados hay sólo un paso. Sólo miren los patrimonios de los principales candidatos presidenciales que tuvimos. Cristina, Lavagna, López Murphy, Rodriguez Saá (a excepción de Carrió) son personajes de la política con pequeñas fortunas personales. Y si no tienen con qué, podrán lograr que alguna mano generosa les preste unos cuantos pesos como para armar ese gran partido de cuadros bien pagos.

¡Son los bolsillos, estúpido!, dirán los futuros políticos mientras deciden reunir a verdaderos mercenarios de la política para su proyecto de gobierno. ¿Acaso no es lo que hace el Kirchnerato?

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