De a poco, las ideas que Scioli tiene para la provincia, en caso de gobernarla, empiezan a traslucirse. No lo hará a través de sus discursos, los cuales están estructurados más como una carta de presentación que como un plan de gobierno (algo así como lo que viene haciendo Cristina).
El candidato K para la provincia más importante y compleja del país tiene su confianza puesta en dos hombres históricos de su entorno: Alberto Pérez y José Scioli, su hermano. Sobre el primero es casi un hecho que será ministro de Gobierno si Scioli es gobernador; y para el segundo, es dable que acceda a algún cargo que demande la máxima confianza que tiene con su hermano.
Otro hombre que tendrá un cargo seguro en una eventual gestión Scioli es el actual intendente de Mar del Plata, Daniel Katz. Al jefe comunal lo une una larga relación amistosa y política. El nexo surgió durante los largos años que Daniel Scioli vivió en la ciudad balnearia. En estas últimas horas transcendió que Katz recibió el ofrecimiento para encabezar el Ministerio de Obras Públicas provincial, a partir de su experiencia como arquitecto.
Pero más allá de los nombres, hay algo claro para Scioli. Reveló a los suyos que sus preocupaciones centrales pasan por dar impulso productivo a la provincia, darle inyección de gestión al problema de la inseguridad y transformarse en lo que llama "el intendente de los intendentes".
Sobre la preocupación productiva, Scioli quiere que Buenos Aires recibe inversión extranjera y fortalecer la industria ya existente.
Sobre el drama de la inseguridad, el actual vice de Kirchner evalúa seriamente reunificar los Ministerios de Justicia y de Seguridad. ¿Quién será el hombre que encabece este nuevo ministerio? Por ahora no hay un nombre, aunque el ex motonauta anticipó que la cuestión de la seguridad tendrá como funcionario más preocupado "a él mismo".
En cuanto al hecho de convertirse en un superintendente más que gobernador bonaerense, Scioli entiende que hay que llegar con la gestión provincial a cada rincón de la provincia con espíritu político-administrativo, más que partidista-burocrático.
Para Daniel Scioli, la provincia de Buenos Aires tiene un parecido evidente, por su capacidad productiva y complejidad social con un país: Italia. En ese sentido, entiende que de esa nación primermundista hay que aprender a administrar y redireccionar recursos económicos surgidos del pujante campo y la industria automotriz para reencausarlo a través de medidas de corte socio-laboral. Aquí la mirada estaría puesta en la pequeña y medianas empresas, las PyMEs.
No hay intensión en el ex motonauta de caer en el clásico de clásicos de los gobernadores bonaerenses: pedir una mejora en la posición que la provincia tiene en el régimen de coparticipación federal de impuestos. Buenos Aires aporta el grueso de fondos al sistema y recibe un porcentaje minoritario debido al sentido federal conque surgió el mecanismo, en los primeros años de la República.
Daniel Scioli sostiene que la provincia que diseña en su cabeza no es obra compartida con Kirchner: aclara que su proyecto parte de su propio equipo de colaboradores y de charlas con referentes en distintas áreas de gobierno.
Por último, el vicepresidente se muestra totalmente conforme con la decisión de sumar a Alberto Balestrini a la fórmula bonaerense. Cree que es el indicado para acompañarlo y sostiene que el nombre del matancero ya lo había elegido mucho antes del guiño favorable de Néstor K.
¿Cuál será el rol de Balestrini en su eventual gestión? Primero, encabezar el Senado provincial, tal cual lo contempla la constitución bonaerense. Y segundo, ser nexo entre la gobernación y el peronismo local, a la vez que avanzar en la reestructuración del partido encolumnado tras la administración de Daniel Scioli.
Senado bonaerense para Balestrini, Diputados provincial para Scioli. Esa dicen que será la fórmula para mantener el equilibrio del binomio bonaerense y conservar las fuerzas bien repartidas. ¿Lo lograrán?
El candidato K para la provincia más importante y compleja del país tiene su confianza puesta en dos hombres históricos de su entorno: Alberto Pérez y José Scioli, su hermano. Sobre el primero es casi un hecho que será ministro de Gobierno si Scioli es gobernador; y para el segundo, es dable que acceda a algún cargo que demande la máxima confianza que tiene con su hermano.
Otro hombre que tendrá un cargo seguro en una eventual gestión Scioli es el actual intendente de Mar del Plata, Daniel Katz. Al jefe comunal lo une una larga relación amistosa y política. El nexo surgió durante los largos años que Daniel Scioli vivió en la ciudad balnearia. En estas últimas horas transcendió que Katz recibió el ofrecimiento para encabezar el Ministerio de Obras Públicas provincial, a partir de su experiencia como arquitecto.
Pero más allá de los nombres, hay algo claro para Scioli. Reveló a los suyos que sus preocupaciones centrales pasan por dar impulso productivo a la provincia, darle inyección de gestión al problema de la inseguridad y transformarse en lo que llama "el intendente de los intendentes".
Sobre la preocupación productiva, Scioli quiere que Buenos Aires recibe inversión extranjera y fortalecer la industria ya existente.
Sobre el drama de la inseguridad, el actual vice de Kirchner evalúa seriamente reunificar los Ministerios de Justicia y de Seguridad. ¿Quién será el hombre que encabece este nuevo ministerio? Por ahora no hay un nombre, aunque el ex motonauta anticipó que la cuestión de la seguridad tendrá como funcionario más preocupado "a él mismo".
En cuanto al hecho de convertirse en un superintendente más que gobernador bonaerense, Scioli entiende que hay que llegar con la gestión provincial a cada rincón de la provincia con espíritu político-administrativo, más que partidista-burocrático.
Para Daniel Scioli, la provincia de Buenos Aires tiene un parecido evidente, por su capacidad productiva y complejidad social con un país: Italia. En ese sentido, entiende que de esa nación primermundista hay que aprender a administrar y redireccionar recursos económicos surgidos del pujante campo y la industria automotriz para reencausarlo a través de medidas de corte socio-laboral. Aquí la mirada estaría puesta en la pequeña y medianas empresas, las PyMEs.
No hay intensión en el ex motonauta de caer en el clásico de clásicos de los gobernadores bonaerenses: pedir una mejora en la posición que la provincia tiene en el régimen de coparticipación federal de impuestos. Buenos Aires aporta el grueso de fondos al sistema y recibe un porcentaje minoritario debido al sentido federal conque surgió el mecanismo, en los primeros años de la República.
Daniel Scioli sostiene que la provincia que diseña en su cabeza no es obra compartida con Kirchner: aclara que su proyecto parte de su propio equipo de colaboradores y de charlas con referentes en distintas áreas de gobierno.
Por último, el vicepresidente se muestra totalmente conforme con la decisión de sumar a Alberto Balestrini a la fórmula bonaerense. Cree que es el indicado para acompañarlo y sostiene que el nombre del matancero ya lo había elegido mucho antes del guiño favorable de Néstor K.
¿Cuál será el rol de Balestrini en su eventual gestión? Primero, encabezar el Senado provincial, tal cual lo contempla la constitución bonaerense. Y segundo, ser nexo entre la gobernación y el peronismo local, a la vez que avanzar en la reestructuración del partido encolumnado tras la administración de Daniel Scioli.
Senado bonaerense para Balestrini, Diputados provincial para Scioli. Esa dicen que será la fórmula para mantener el equilibrio del binomio bonaerense y conservar las fuerzas bien repartidas. ¿Lo lograrán?
2 comentarios:
Ojala hagan algo para que la prosperidad del país se vea tambien en los sectores populares.
Aunque no sea más que por puro egoismo de los sectores un poco mas acomodados.
¿de que les sirve a algunos tener casas hermosas, autos costosos y caras vestimentas si tienen que vivir atrincherados y con miedo a los asaltos manchados de sangre? Tal vez no les preocupe tanto esto a estas victimas victimarias. A lo mejor vivir con esos temores es otra manera de marcar las diferencias y de justificar las eternas visitas a sus dioses, los psicologos.
Un abrazo
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