En estos días se conoció una noticia trascendente, velada por supuestas discusiones más importantes.
“La Argentina tendrá en tres años su lanzador espacial”
Es decir, nuestro país pasará a ser el séptimo país en condiciones de lanzar al espacio un satélite.
Hasta ahora Ucrania/Rusia, Japón, China, Francia/la Unión Europea, la India y los Estados Unidos son los países o agencias capaces de lanzar desde la tierra un equipo capaz de establecer comunicaciones desde el espacio, entre otros fines.
El proyecto es encabezado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae)
Lo que nos disparó esta noticia no es un misil o cohete sino la memoria; el recuerdo de un plan que la Argentina tuvo en la materia y que fue desmantelado por el menemismo apenas asumido en el poder.
Hablamos del Proyecto Cóndor.
Aquel proyecto se puso en marcha luego de la guerra de Malvinas.
Si bien es cierto que los misiles Cóndor fueron desarrollados por Fuerza Aérea para fines bélicos el diseño original estaba pensado para lanzar satélites al espacio.
En el año 1987, con el alfonsinismo en el poder, las potencias bélicas del mundo pusieron en marcha el Régimen de Control de Misiles para impedir la proliferación de esa tecnología en los países dependientes como la Argentina.
La llegada del menemismo dos años después significaría la puesta en marcha del desguase del proyecto Cóndor y, con ello, la posibilidad de seguir avanzando en tecnología de punta para sumarse a desarrollos aeroespaciales con fines no-bélicos.
Aclaremos esto: primero Carlos Saúl, en 1989, vio el proyecto Cóndor y se entusiasmó con la idea de un misil balístico argentino.
Incluso el menemismo armó el lanzamiento de un prototipo menor en La Rioja.
Pero en 1992, por presión de los Estados Unidos, y el inicio por entonces de las primeras relaciones carnales, la Argentina desactiva el proyecto.
No solo se desactivó sino que además se destruyó material y planos del Cóndor.
Era el primer desguace de uno de los tantos emprendimientos en los que las Fuerzas Armadas podrían haber mostrado vocación de reeducarse en la democracia trabajando para la paz y no para la guerra.
Pero Menem lo hizo.
Algunos años después, en 1996, Menem inmortalizaría ante chicos de una escuela primaria una frase: "Atravesaremos la estratosfera y en dos horas estaremos en Japón".
Quizá pensaba entonces en el plan espacial que lanzaría antes de dejar el gobierno en 1999.
Pero esa vez, Menem no lo hizo..
Recién en 2007, casi 14 años después de haberse desactivado el Proyecto Cóndor, el kirchnerismo probó un cohete experimental, el Tronador, para intentar retomar el desarrollo de tecnología aeroespacial.
Tres años después, en este 2010, se conoce que para 2013 podrá estar lista la plataforma de lanzamiento de ese cohete, el Tronador.
La Argentina en el espacio, generando tecnología para fines pacíficos y promoviendo avances en un área que el neoliberalismo se encargó de abandonar.
A esto le podemos decir progresismo y del bueno.
Gracias a los cohetes, los satélites y el espacio nos damos cuenta de que aquel neoliberalismo no era la derecha sino la restauración conservadora, la que quiere volver al país a su etapa granaria y vacuna, muy lejana a todo progresismo tecnológico por fuera de las cosechadoras, las chatas y los agroquímicos.
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