domingo, 25 de julio de 2010

Ciudad de Buenos Aires: larga crisis, corto macrismo

Que Mauricio Macri esté en el borde de un juicio político, ¿es una crisis institucional?

La respuesta es no y en todo caso no es el origen de la misma.

Buenos Aires hace rato que está en crisis institucional.

Desde el nacimiento de la nueva estructura jurídico-legal que dio su pseudo-autonomía, la ciudad viene sorteando distintas instancias de su continua crisis instuticional.

Claro, en los primeros años de vida de la Ciudad Autónoma todo parecía andar en senderos de promesas de fortalecimiento de esa nueva etapa política.

Pero la debacle de Aníbal Ibarra en 2005 y la irrupción de Macri en 2007 dan cuenta de un proceso de consolidación institucional a medias.

Si vemos el recorrido de los partidos porteños veremos parte de esta debilidad.

¿Qué partido ha venido trabajando hasta ahora con conocimiento de las necesidades de la ciudad con propuesta concretas para convertirse en gobierno?

¿Qué dirigentes podríamos decir que, hacia izquierda o derecha, logran expresar el sentimiento y el rumbo de porciones importantes de la ciudadanía citadina?

Si bien podríamos decir que Macri hoy conserva el respaldo de un sector no menor de la ciudadanía porteña, la pregunta es: ¿Macri es un jefe de gobierno de y para toda la ciudad o solo para parte de ella?

Pero peor aún: ¿qué partidos políticos, más allá del macrismo, mostraron proyectos concretos para la ciudad en las últimas elecciones?

¿Quiénes pudieron haber sido alternativa a Macri en 2007?

Claramente ninguna expresión política pudo doblegar al macrismo en ese 2007 y en 2009, aún con un claro retroceso del Pro en las últimas elecciones.

Y aún peor todavía: ¿hay algún partido listo para gobernar la ciudad en caso de la caída del macrismo?

La respuesta puede resultar abierta: para el que escribió estas palabras la respuesta es NO, lo cual sentencia la gravedad de la crisis institucional y política que atraviesa la ciudad desde años antes de la asunción del macrismo.

Por supuesto que el peronismo surge siempre como un gobernante posible; pero el PJ porteño parece mostrar demasiada unidad interna como asumir el desafío de la gobernabilidad.

La alternancia partidaria con continuidad de gobernabilidad es hoy un rasgo patológico sintomático en la dirigencia política toda de la ciudad de Buenos Aires.

Ahí radica la crisis y no en los gobernantes de turno.

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