El anuncio casi en simultáneo de que habrá aumento de tarifas de los servicios públicos de pasajeros y de la puesta en marcha de las obras para ensanchar autopistas como la General Paz no hizo más que poner de relieve las oscilaciones ideológicas del poder.
¿Cuál es hoy el sector más necesitado de la presencia del Estado: el que aglutina a ciudadanos de a pie con sueldos carcomidos por la inflación de 2008 o aquel que nuclea a sectores medios y altos mucho más acolchonados económicamente como aguantar los embates de la contracción económica?
Tanto unos como otros pueden tener esa necesidad, pero en este caso, sólo uno de ellos fue congraciado por las medidas de gobierno. Sin dudas, en esos anuncios encontrados se esconden los dobleces del poder.
Suele escucharse que las crisis económicas son oportunidades para fortalecer a los sectores más vulnerables. Los anuncios de obras públicas del gobierno de Cristina parecen ir en ese sentido, pero, por ejemplo, la ayuda de emergencia para los beneficiarios de planes sociales resultó ser de carácter extraordinario, sólo a cobrar con el beneficio de fin de año. En Chile, mientras tanto, el plan de contención y apoyo social a los estratos más desposeídos se sostendrá con una paga mensual extra hasta que los efectos de la crisis hayan pasado. Notable diferencia.
La deuda social argentina fue cubierta en una parte considerable por el kirchnerismo: la recuperación salarial, la baja de la probreza y cierta contención de la brecha entre ricos y pobres mostró el aprovechamiento del repunte económico argentino en la post crisis de 2001. Pero dicho remonte no alcanza.
Ante un escenario de crisis mundial y de coyuntura local adversa para el gobierno de Cristina Fernández habrá que ver para qué lado será su apuesta; o en todo caso, si será para los dos en un plano de igualdad o de proporcionalidad de acuerdo a sus necesidades.
¿Habrá contención efectiva de los sectores sociales cubiertos apenas con magros sueldos y planes sociales? ¿O se priorizará buscar el re-encantamiento de los sectores medios, especialmente los urbanos, parados en veredas críticas del oficialisimo (un hecho especialmente evidente luego del conficto con la patronal sojera de la Mesa de Enlace)?
El kirchnerismo puede buscar apalancamiento en ambos frentes. Pero si se siguen haciendo anuncios que perjudiquen a unos y beneficien a otros, las contradicciones pueden ser costosas, en términos políticos y de fortalecimiento del poder de gobierno.
Las convicciones ideológicas pueden dar buenos rétidos. Es el desafío de la ética en la política, difícil de alcanzar pero siempre deseable. Dichas contradicciones pueden terminar por hacer in-creíble a un proyecto de gobierno; más aún cuando las aguas de la economía bajan y los influyentes sectores medios se ponen nerviosos políticamente al advertir que pueden encayar.
Estas expectativas negativas de dichos sectores ya se hicieron carne en la protesta campestres de 2008: la sola amenaza de menor rentabilidad movilizó a propios y ajenos del agronegocio sojero para paralizar las rutas y desabatecer al país entero. Una experiencia demasiado costosa que no solo pagó el gobierno sino también los bolsillos de gran parte del pueblo argentino.
2 comentarios:
Concuerdo con usted en que el Estado debe ocuparse de los sectores más desfavorecidos, pero por favor, no compare la situación con Chile. Un país donde las desigualdades sociales son terribles y donde los sindicatos docentes, por ejemplo, acuerdan trabajar una hora de más y no pagarla. Hablo se sindicatos comunistas no como los que tenemos acá. En seis años de gestión no se puede terminar así nomás con los estragos del neoliberalismo que atravesamos. Si fuera tan lindo todo allá no sé por qué razón la derecha va ganando las elecciones. No se confunda: el esblismente económico y financiero tiene a Chile como su país más mimado y Uruguay detrás.
Estimada Mónica: estoy de acuerdo con Ud. sobre la reflexión acerca de Chile. Hice sólo una comparación de paquetes de medidas anticrisis aplicadas en éstos últimos días. De la historia del vecino país y de sus personeros pro-liberales no tengo más que coincidir con su opinión.
Gracias por su opinión!!
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