La segunda velada boxística con el campo terminó (aunque veremos cuándo empieza la tercera).
Para los que imaginaban días de calma en el gobierno, se equivocaron.
Si bien durante el gobierno de Néstor las peleas las armaba el entonces presidente, hoy la realidad es otra.
Acercándose a los 6 meses de gestión, Cristina no para de recibir desafíos.
Ahora es por la pobreza. Perdón, por-la-pobreza-medida-por-el-INDEC.
Haber asegurado que bajó el porcentaje de argentinos pobres le valió un cruce de uno de los pocos hombres próximos (al menos ideológicamente) que tiene el gobierno entre los jefes de la Iglesia argentina: monseñor Casaretto.
El desafío del cristinismo (si es que existe este grupo) será crear escenarios para armar eventos boxísticos propios.
Los retadores siempre son peligrosos, pero más lo son si no los podemos elegir con anticipación. ¿no es cierto, Néstor?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario