martes, 6 de mayo de 2008

Andar mal versus pensar que se anda mal

A veces las cosas pueden andar bien o mal.
Pero no hay peor situación que cuando la percepción sobre los acontecimientos de un país es negativa.
Hasta lo bueno, o lo poco bueno, es visto como oscuro y tenebroso.
El disparador fue una charla con un familiar cercano, hace un par de horas:

-Che, ojo si tenés guita en el banco porque parece que se pudre todo, me dijo con gran preocupación.
-¿Te parece?, le contesté. Si los bancos están bajando las tasas.
-¿Si pero me dijeron que se les está escapando la guita. Tené cuidado. Ni loco pongas un plazo fijo. Más vale metelo en una caja de seguridad.

Por suerte no tengo valor alguno como para hacer malavares financieros.
Pero me quedé con esto de las percepciones sociales.
El tema es demasiado complejo y no me voy a meter en cuestiones que ya investigó y bastante el psicoanálisis.
Pero en esa disciplina existe el concepto de percepción.


Allport, en su Theory onf perception and the concept of structure, escrita en 1955, describe cómo un individuo o un grupo se comportan ante un acontecimiento sorpresivo.
Las reacciones van hacia la necesidad de dar un sentido a lo sucedido.
Y no precisamente se manifiestan mecanismos de prejuicio o de estereotipos: es ahí cuando se ponen en juego los esquemas interpretativos.
¿Qué son estos e. i.?
Son interpretaciones estructuradas de la situación que se enfrenta (llámese gobierno en problemas), sacándolas de un repertorio memorizado, individual y social (llámese experiencias de gobiernos anteriores en la cuerda floja).
Los esquemas interpretativos criollos estarán listos para referir sobre todo tipo de tempestades cada vez que un presidente empiece a devaluarse en su imagen reflejada en la opinión publica-publicada.
Les propongo que sienten a tomar un café a algún familiar o conocido que peine unas cuantas canas.
Pregúntenle que piensa de la política argentina y de las crisis que estallaron hasta no hace mucho (el 2001).
Verán que la memoria de los argentinos está muy cargada de percepciones negativas acerca de esa práctica.
Y no es para menos.

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