La adopción de menores en la República Argentina está regulada por la ley 24.779 del año 1997 que modificó el Código Civil.
La primera ley en esta materia fue la 23.264 de 1985, con un antecedente en 1948 cuando otra ley abrió las puertas a la adopción de chicos huérfanos como consecuencia del terremoto de la provincia de San Juan.
La norma que rige hoy, votada en el 1997 (que deroga otras leyes, la 19.134 y el art. 4.050 del Código Civil) establece en su artículo 311 que “la adopción de menores no emancipados se otorgará por sentencia judicial a instancia del adoptante”
Este es un párrafo esencial de la nueva legislación ya que hasta entonces, un menor de edad podía entregarse en adopción con la sola intervención de un escribano.
Para la ley, las partes son la familia adoptante y el Ministerio Público de Menores, no la familia de sangre.
Esto es criticado por ONG´s que consideran que debe haber una instancia de adopción agilizada cuando una familia decide no hacerse cargo de un menor
Esta postura la sostiene, por ejemplo, Cecilia Médici, del Centro de Adopción y Familia “Vivir”.
Asegura que se dio de baja el sistema de adopción directa pero no se recrearon nuevos mecanismo de adopción.
Existe en este punto una visión firme de muchas organizaciones en cuanto a la lentitud en los trámites de adopción.
Hoy esos trámites pueden llegar hasta los 4 años.
Pero para funcionarios públicos, como por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, eso no constituye una demora.
Esto lo afirma Alejandro Inchaurregui, Director General de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad bonaerense.
Pero Inchaurregui aclara que, “por suerte” son menos los chicos en calidad de ser adoptados.
Y esta calificación de “por suerte” realmente me sorprendió y me llevó a indagar todavía más en este complicado universo de la adopción de menores.
La pregunta es: ¿por qué “por suerte” no hay más adopciones?
Uno de las posturas que más me impacto fue la del diputado del ARI Emilio García Méndez.
Este legislador es uno de los que presentó los 7 proyectos de ley sobre adopción que ingresaron en la Cámara de Diputados de la Nación desde el 2006.
García Méndez dijo que el mecanismo de adopción de menores de la Argentina debe ser desalentado así como está hoy porque es un claro despojo de chicos a familias con situación de pobreza económica.
Esta realidad se da pese a que el artículo 33 de a ley 26.061 de 2005 sobre la protección integral de los derechos del niño PROHIBE EXPLÍCITAMENTE que se separe a un menor de un hogar, transitoria o permanentemente.
En general hay aceptación, incluso de los propios señalados, de que detrás del mecanismo legal de adopción no sólo hay tráfico de chicos, sino que existe un verdadero negocio de abogados.
Esta situación la reconoce la Asociación de Abogados de Buenos Aires
¿Cuánto cobra un abogado?
Según distintos organismos privados, un abogado puede cobrar entre 6.000 y 15.000 pesos.
Son letrados que “facilitan” el trámite de entrega de un chico entre familias, y que cobran una vez finalizada la adopción.
Todo esto es legal, pero para distintas instituciones es cuestionable.
Consultamos a asociaciones de abogados y en éstas nos reconocieron que existe el negocio de las adopciones.
El doctor Alejandro Gallo, titular de la Comisión de Defensa de los derechos del Niño de la Asociación de Abogados de Buenos Aires señaló que deben ser las asociaciones profesionales las que le pongan límite a una práctica muy difundida.
Práctica que es abusiva y que se instala en el tiempo de espera en entregar a un chico en adopción.
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Ahora bien, ¿cómo canalizamos una demanda real de la sociedad en materia de adopción?
Si hay miles de parejas esperando un chico para adoptar, ¿qué hacemos? ¿desalentamos esa práctica o la canalizamos de alguna manera?
En la órbita del Estado queda claro que no hay una postura que avale la agilización de los trámites de adopción.
Se cree que debe haber prioridad, ante todo, de encontrar una salida a la situación de un chico en riesgo y en segundo lugar como alternativa, la adopción.
Desde el año 2005 existe a nivel nacional el Registro Único de Aspirantes a la Guarda y Adopción.
El objetivo era centralizar y unificar las listas de padres en espera de un chico a ser entregado en adopción.
Sólo cinco provincias se sumaron al RUAGA.
No hay a nivel nacional un registro de menores en situación de ser adoptados, y hay demasiadas posturas encontradas sobre si es conveniente o no.
LOS NÚMEROS DE LA ADOPCIÓN EN LA ARGENTINA
En la provincia de Buenos Aires, 300 chicos por año son declarados adoptables
Pero hay anualmente 1.300 parejas o personas que quieren adoptar.
En todo el país, hay 39.000 menores asistenciales, es decir internados por distintas problemáticas en sus familias biológicas.
Y hay 3.000 menores penales (con distintas causas, pero sólo en la mitad de los casos iniciadas)
Es decir, que cerca de 42.000 pibes argentinos viven en ámbitos que no son los de sus familias y necesitan ser contenidos de alguna manera.
La licenciada Ana María Dubaniewicz, autora del libro “La internación de menores como privación de libertad”, del año 2006, nos dijo que muchos de estos chicos piensan que allí son tratados como si hubiesen cometido un delito.
Y en este estado de abandono comienza a construirse un lento pero casi inevitable camino hacia la marginalidad, la droga y la delincuencia.
El Servicio Penitenciario Federal (y el año pasado la Secretaría de Derechos Humanos) afirma que el 80 por ciento de los jóvenes-adultos detenidos pasaron previamente por un instituto de menores.
Es decir: mientras sigue el debate sobre qué hacer con los pibes que no pueden desarrollar su vida dentro del ámbito de sus familias biológicas, éstos chicos siguen creciendo.
Esto hace que con los años, hoy un chico de 10 años sea “viejo” para ser adoptado y si llega a ser entregado a los 12 puede considerarse con demasiada suerte.
Se puede compartir, y de hecho es mi caso, que no se puede poner a la adopción como prioridad a la hora de solucionar el futuro de un chico en riesgo.
Pero está claro que en el mientras tanto, estos pibes van camino a convertirse en parias sociales y, si caen en la delincuencia, será muy difícil que puedan salir de ese verdadero círculo que rodea a diario a la muerte.
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Historias en carne propia
Silvia es de Lanús.
Su testimonio refleja casi al detalle el largo recorrido de hombres y mujeres que buscan un chico para adoptar en la Argentina.
Fue un largo tiempo y un largo camino de Buenos Aires a Misiones para poder adoptar a Guido, hace dos años.
Si cada vez hay menos chicos para adoptar, no quiere decir que haya cada vez menos pibes alojados en institutos.
Y es entonces cuando en esta problemática se instala una definición que nos atrevimos a nominar: "Los chicos del mientras tanto".
Ellos son los pibes institucionalizados
Cada instituto recibe dinero por chico internado, cuando en verdad esa plata podría destinarse a su familia biológica.
O bien podría ser dinero destinado a aquellas familias que conforman un verdadero colchón social que son los hogares en tránsito.
Por ejemplo, está el caso de Analia Vincentini, de la provincia de Santa Fe.
En 12 años junto a su esposo y sus tres hijos biológicos dieron calor de hogar a un total de 24 chicos que llegaron a sus manos en las peores condiciones,
Nos quedamos con el-mientras-tanto porque es el verdadero drama de miles de chicos argentinos que no pueden desarrollar su vida dentro de su familia biológica.
Mientras el debate sigue siendo de biblioteca, el drama de estos pibes continúa.
Aunque queda claro que la adopción NO ES MALA PALABRA en tanto y en cuanto se prioricen los derechos de los chicos
Un caso impactante es el del abogado Guillermo Vena.
Vena fue un chico institucionalizado y posteriormente se convirtió en hijo adoptivo.
Con su caso se desnudan varias realidades.
Primero, lo que significó para la Argentina la Ley de Patronato que destrozó el vínculo de miles de hermanos de sangre que fueron desperdigados en innumerables Institutos.
Y su caso además revela que la adopción es una salida viable, siempre y cuando, como ya se señala más arriba, se respeten los derechos de los chicos en situación de vulnerabilidad extrema dentro de sus familias biológicas.
El abogado Guillermo Vena vive en La Plata.
Nació en la ciudad de 9 de Julio hace 41 años; y recién hace 10 años, pudo reconstruir su vida.
1 comentario:
Lic. Vergareche, Silvana Inés
Trabajadora Social
MP 3827 MN 3006
Terapeuta Familiar
15-6485-4945
Estudiante avanzado de derecho
Perito auxiliar de la Justicia en Trib. de la Nación
Especialista en Adopción Nacional e Internacional
Pag. web: http://vergareche.es.tl
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