Con poco o mucho busto, señores, esta es la era de las mujeres en la política argentina. Si en su época hubo una Evita, una Alicia Moreau de Justo, una Florentina Gómez Miranda o incluso una "Chiche" Duhalde, eso es historia y más lateral entonces, que en el tiempo que hoy vivimos.
A partir del 10 de diciembre tendremos, por primera vez en la historia, una presidenta electa. La líder de la oposición será mujer (Carrió) y la tercera en cuestión será Gabriela Michetti, esta última un cuadro político mucho más preparado para la faena que el joven-rico Mauricio, tan cercano a los códigos empresariales y tan lejos del debate político.
Pero esta suerte de futurología política no se construye desde el lugar único de las mujeres en ciernes. Se hace también desde el peso político que tiene cada uno de los hombres de la política que serán sus seguros rivales. Scioli, Cobos, Macri, Schiaretti, Binner y otros, ¿serán capaces de salir a escena a pelearle a a estas tres mujeres-políticas-temperamentales como Cristina, Lilita y Michetti? Y si lo hacen, ¿tendrán con qué hacer frente?
Para el 10 de diciembre podrá volver Duhalde, permanecer Kirchner o reinventarse Solá. Pero será difícil que le arrebaten esos espacios dejados a manos de las nuevas mujeres de la política criolla.
Queridos lectores (a los hombres, claro): piensen en sus respectivas parejas femeninas e imagínenlas como si en vez de ejercer derechos de esposa estuviesen ejerciendo derechos de poder en lo más alto de un gobierno, para dejar atrás sus dominios de madre y ama de casa. Asusta, ¿no? Sobre todo porque puedan hacer las cosas mejor que los hombres que hasta ahora hegemonizaron la vida política argentina.
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