sábado, 23 de junio de 2012

"Res non verba"

"Hechos, no palabras".

La célebre frase del latín viene a cuento para intentar entender la realidad argentina.

No es caer en la dicotomía barata a la que apela el sentido común cada vez que algún comentarista al paso arroja la remanida frase: "Este gobierno tiene que dejar de hablar y ponerse a trabajar".

El kirchnerismo trabajó y mucho en estos casi 9 años de gestión; mal o bien, pero trabajó a partir de sus ideas e intereses.

Lo que sucede que, con el paso del tiempo, la muerte de Néstor Kirchner y el fortalecimiento de Cristina Fernández en el poder, al kirchnerismo se le empezó a ver más el "relato" que la gestión.

Y entonces...

... Moyano paro, Cristina "nervió"

El líder sindical reclamó, el gobierno no reaccionó.

Moyano, fuera de las alianzas de poder con el kirchnerismo, resultó ser lo más parecido a una fiera, fuera de su jaula.

Otros poderosos de la Argentina también serían animales de temer si no tuviesen su jaula correspondiente.

Cuando hablo de jaula, no me refiero de cárcel, que quede claro.

Hablo de ese espacio que cada uno debe ocupar en la normal convivencia en el Poder. así con mayúsculas; ese Poder que concentra a muchos poderes, casi todos.

Ahora bien: ¿Por qué Moyano decidió salir e "ir por todo"?

Por los motivos más variados, aún hoy difíciles de precisar y comprender.

Pero hay algo claro ante este hecho: el kirchnerismo abandonó el pragmatismo en la gestión del poder, dejó de lado su interés por el día a día, y abrazó con devoción las causas-por-las-causas-mismas.

Esto, sin dudas, lo llevó a dar una pelea resoluta por "por el relato" y no "por la gestión".

Es elocuente que este cambio apagó varios monitores que impidieron ver por anticipado "lo que venía", en este caso la avanzada de Moyano.

Para dar un aporte a esto, me valgo del "fuego amigo" para que se entienda y no se mal interprete

José Natanson, director de Le Monde, edición Cono Sur, así lo dice en el reciente número del mensuario:

Cristina gestiona sin la obsesividad que exhibía Kirchner y, al mismo tiempo, con una inclinación más marcada por las ideas. Con esto no quiero decir que Kirchner fuera puro pragmatismo, pues desde el comienzo de su mandato supo inscribir sus medidas en lo que oscuramente intuyó como un horizonte político y que ahora se ha puesto de moda definir como “relato”. 
Pero había en él un manejo del poder en su sentido más puro, es decir del poder como acumulación de peso institucional, armado de alianzas y construcción territorial, lo que lo llevaba a un contacto más cercano y empático con las necesidades de las personas. Cristina, dotada de una sensibilidad intelectual más desarrollada, un interés marcado por la historia y una conciencia clara del valor de lo simbólico, parece más dispuesta a apostar a las ideas en abstracto: la última de ellas es la del trasvasamiento generacional. Y si por un lado esta concepción del poder permite abrir nuevos temas, iluminar problemas y generar transformaciones profundas, por otro puede llevar a descuidar cuestiones terrenales pero que afectan de manera directa y cotidiana la vida de millones de personas. Para evitarlo es necesario recuperar la idea de la importancia de la eficiencia en la gestión, que no debería ser cedida en exclusiva al sector privado.

Sabroso, intelectualmente hablando.

Las ideas y la explicación de las mismas son un rasgo característico y destacable de Cristina.

Pero, ¿y el día a día?

¿Quién estuvo al tanto de las movidas de Moyano como para haber contenido mínimamente su estocada camionera?

Y si alguien del entorno presidencial lo supo, ¿qué capacidad tuvo para atajar el pelotazo?

El paso al frente del Secretario General de la CGT es eso, un paso.

Pero puede ser el vehículo que avance y avance y al cual quieran subirse muchos que desean "destronar a la Reina".

Ya los vimos, ya los escuchamos y leímos.


En democracia, los errores se pagan en las urnas.


Ya le pasó al kirchnerismo en 2009.


2013 puedo volver a dar un susto, siempre y cuando no se cambie a tiempo... es decir: siempre y cuando el gobierno no se de cuenta de que debe ser mucho más que una barricada de defensa de sus ideas: debe ser lo que fue: un proyecto político que defendió su gestión con la gestión misma, y en la calle.


Entonces diríamos, para escaparle al comentario del tachero de ocasión:


"Hechos, no (sólo) palabras"

No hay comentarios.: