El recientemente fallecido José Saramago había dicho que la derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
¿Qué más podemos decir de la derrota del sábado?
Futbolísticamente, no mucho; menos yo.
Una derrota tiene que servir para darle profundidad a la realidad de dicha caída.
La derrota puede ser consejera a futuro sólo si es utilizada como enseñanza.
Haber sido derrotado en una competencia deportiva suena lúdico.
Pero puede ser aprovechada.
De alguna manera, las mayorías solemos andar en la derrota.
Vivimos en una cultura del exitismo, de la ponderación de "estar bien", del realce de aquellos que "triunfaron", "llegaron", "se realizaron".
Y bien sabemos que la vida no es siempre así.
Más bien diría: estamos hechos de procesos para lograr "éxitos" que no siempre se alcanzan.
Entonces en ese contexto podemos decir que la derrota no es más que la puntualidad de un largo proceso de "derrotas".
Haber sido eliminados del Mundial pudo ser una derrota, pero sí la goleada de Alemania fue explicación de un proceso antecedente bienvenida la caída.
Si sólo fue azar sería injusta.
A mi me parece que algo explicó la despedida del sábado ante los teutones.
Con lo cual entiendo que la derrota, esa derrota, no estuvo mal aunque duela reconocerlo.
Nada mejor para un proceso humano que la coronación del mismo con un acontecimiento acorde a dicho recorrido.
Nada más injusto que lo fortuito de un desenlace inmerecido, como lo insinuaba el noble y grande que cruzó los Andes al decir que mejor era una derrota peleada a una victoria casual.
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