
Un relevamiento realizado durante este mes por Luchemos por la Vida, sobre 5.120 vehículos observados en Capital, mostró un 68% de cumplimiento en los conductores de autos particulares y un 63% en sus acompañantes del asiento delantero. Esto representa una reducción del 20% en comparación con 2004, cuando se iniciaron los controles: utilizaban el cinturón el 86% de quienes se sentaban al volante y el 83% de los acompañantes. "Los controles deben ser permanentes", reclama Alberto Silveira, de Luchemos por la Vida.
Pero salvo los taxistas, los choferes profesionales, los más expuestos, son también los más temerarios: se ajustan el cinturón sólo el 35% en ambulancias, el 31% en camiones grandes, el 36% en camionetas y camiones medianos, y ningún conductor de patrulleros.
La irresponsabilidad crece fuera de la Capital: se estima que en el Gran Buenos Aires usa el cinturón el 24% de los conductores de autos particulares; el 17% en ciudades medianas y grandes; y apenas el 5% en pequeñas ciudades y pueblos.
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