lunes, 1 de diciembre de 2008

Idealista pero no boludo


Qué desafío, ¿no?

¿Hasta donde puede llegar un ideal, sin que traspase la barrera del pelotudismo?

¿Qué es un ideal?, o tal vez, ¿Qué es ser un idealista?

Un ideal es algo relativo a una idea; puede ser aquello que uno refiere y que sólo se encuentra en nuestros pensamientos; puede referirse a un concepto de perfección.

Cuando hablo de ideales, hablo de aquel conjunto de ideas que remite a una pertenencia ideológica: no es tautología, ya que una ideología no es necesariamente un conjunto de ideas per se y un amontonamiento de ideas no deriva precisamente en la conformación de una ideología.

Y si hablamos de ideologías, hablamos de acción política voluntaria o involuntaria, en tanto que un conjunto de ideas refieren políticamente a cualquier grupo social y los moviliza, al menos, en la aproximación social; eso también es política.

Sin ir más lejos nuestros clasemedieros son, en definitiva, un grupo ideológico-político; sus ideas influyen en lo público, marcan la agenda del debate de lo común, aunque más no sea para discutir qué tamaño tendrá el próximo Plasma o LCD.

Toda esta perorata pseudo-reflexiva me sirve para poner en contexto un debate que muchos idealistas sostienen y reconocen como propio: es acerca de las lejanías y proximidades con el gobierno de turno.

Para no seguir aburriendo, dejo algunas breves reflexiones y citas.

¿Conocen el cuento del pobre que esperaba la ayuda de Dios para salvarlo de la inundación que había tapado toda su casa, mientras esperaba el auxilio divino en el techo de lo que quedaba de su vivienda?

Ese pobre fue pobre en serio, incluso de incredulidad, porque varios fueron los que quisieron rescatarlo; un bote de la Prefectura, un helicóptero de la Cruz Roja y un anfibio del ejército.

Luego de morirse ahogado, el pobre de toda pobreza le dijo a Dios: ¿por qué no me mandaste tu ayuda divina para salvarme?, a lo cual Dios respondió: ¿Te mandé un bote, un helicóptero y un anfibio y ninguno quisiste aceptar?

Moralejas, varias, pero se las dejo para ustedes...

Cuando El Pingüino asumió en el 2003 una luchadora social y de los DD. HH. recibió varios reproches y muecas de fastidio por su adhesión al proyecto K.

"La Vieja", como cariñosamente le dicen los suyos, les respondió: "¿Y qué quieren, seguir esperando el presidente socialista y revolucionario? Es éste el presidente... vamos con Néstor porque no volverá haber otro ni siquiera parecido a él".

A veces los amigos tampoco son los ideales; son al menos los que más se diferencias de los enemigos.

Alcanza con mirar a los costados, ¿no?

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