lunes, 22 de octubre de 2007

¡Crucemos los dedos!



Hay que reconocerlo. En estos últimos días de campaña empecé a encontrar un par de votantes de Cristina. No fueron muchos, pero algunos se pueden ubicar.

Hoy estuve en González Catán, partido de La Matanza, y me puse al tanto de la campaña en el conurbano bonaerense. Es curioso que muchos coinciden conmigo sobre la ausencia de personas que reconozcan que votarán por Cristina.

Algo no anda bien. Varios amigos se la pasan mandando correos electrónicos desesperados pidiendo votar a cualquiera menos a la Señora, en una empresa contra-reloj por lograr sacar a miles de personas de su microclima de plasmas, DVD´s, Playstation, sushi, tragos y comidas palermo-sohoenses y demás ritos de adultos-adolescentes; mientras tanto en los partidos que rodean a la Capital la Primera Dama junta público sólo por la buena voluntad de los punteros de cada partido ¿Dónde está la gente? ¿Aparecerán todos juntos, el domingo, a la hora de votar?

Para algunos ilusionados, será fundamental el corte de boleta. Pero, ¿serán capaces millones de argentos de recortar las boletas para recombinar los cinco ítems (presidente y vice, diputados y senadores nacionales, gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares) que componen las papeletas, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires?

¡Qué difícil que la veo! Pero crucemos los dedos. Todavía somos muchos los que nos ilusionamos, no con la derrota de Cristina, sino con una victoria presidencial del kirchnerato cristinista menguada en sus alcances por una clara derrota en elección de legisladores para el Congreso Nacional.

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