El viernes, un amigo preguntaba si la palabra raro era parte de la terminología jurídica. Hizo una de sus ironías como para buscar una explicación al escándalo de la valija de los 800.000 dólares que ingresó a la Argentina el venezolano Antonini Wilson. "Raro" no es una palabra contemplada en el Código Aduanero y menos en el Código Penal. Pero el episodio sí es raro.
Raro porque se halla descubierto el ingreso de la plata, pese a que el venezolano venía en un vuelo charter contratado por la petrolera estatal K ENARSA, lo cual lleva a uno a la presunción de que esa comitiva de funcionarios de gobierno tendría que haber gozado de "inmunidad política" (disculpen el razonamiento; parece cínico, pero el cinismo está en la lógica K).
Raro es que haya habido controles aduaneros cuando el vuelo arribó al país el sábado de madrugada, cuando no suele haber actividad en Aeroparque y para lo cual hubo que mantener personal de turno para recibir el vuelo. Tanto celo de los empleados sobre una comitiva oficial es llamativo (pido de nuevo disculpas por la cínica lógica usada).
Pero tal vez lo raro esté en otro lado. Raro es esto de la democracia argentina (y latinoamericana en general) que presume discrecionalidad de todo tipo en el ejercicio del poder. ¿Raro? Y sí, porque la ausencia de control del que gobierna hace peligrar eso de que la democracia es el gobierno del pueblo. ¿Alguien de Uds. pudo o puede controlar la gestión de gobierno? ¿Tienen algún represente que lo haga efectivamente por Uds.?
Una democracia des-controlada se parece más al despotismo; es decir que más que un gobierno de muchos, parece el de unos pocos. Y eso sí que es raro, sobre todo para un pueblo que quiere vivir y participar en una democracia moderna.
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